Tomado de Milenio
Partidario de la República, declarado antifascista y miembro de la llamada Generación del 27, el poeta español Luis Cernuda, fallecido el 5 de noviembre de 1963, se incluyó en la literatura romántica con obras como "Un río, un amor", "A un poeta muerto" y "Donde habite el olvido".
Luis Mateo Bernardo José Cernuda Bidón, por su nombre completo, nació el 21 de septiembre de 1902, en el seno de una familia dominada por su padre, quien era militar, por lo que su educación se desarrolló en un ambiente de rígidos principios.
De acuerdo con sus biógrafos, desde pequeño Cernuda sufrió el choque entre los valores familiares muy estrictos y su propia personalidad tímida y retraída.
Marcado por la soledad, descubrió la literatura a través de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos como "Perfil del aire", como en el libro "Donde habite el olvido", título que surgió de un verso de Bécquer.
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla, donde conoció a Pedro Salinas, quien fue su profesor y guía en la literatura de autores franceses como Charles Baudalaire, Arthur Rimbaud, Sthephane Mallarmé y Paul Verlaine.
En aquella época, Cernuda descubrió también al autor francés André Gide, quien también influyó poderosamente en su trabajo, y en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo.
Se trasladó a Madrid en los años 20, donde entró en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamó Generación del 27. En 1928 ocupó una plaza como lector de Español en la Universidad de Toulouse.
Comenzó a redactar los poemas de su libro "Un río, un amor", inspirado directamente en la música de jazz y blues, el poema "Quisiera estar sólo en el sur" alude directamente a ella.
Al proclamarse la República, Cernuda la recibió con gran ilusión y siempre se mostró dispuesto a colaborar con lo necesario para luchar por una España más tolerante, liberal y culta. Tal fue el caso de su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organizó el gobierno de la II República desde 1934.
Esos años fueron de compromiso y acción política, Cernuda se afilió al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colaboró en revistas de marcado carácter izquierdista como El Heraldo u Octubre, revista fundada por Rafael Alberti.
En los primeros años de la década de los 30, Cernuda descubre la obra de poetas románticos alemanes como Novalis, Heine y H”lderlin, además de que dio inicio a su faceta como traductor.
Durante la Guerra Civil Española (1936-39) participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo, como la fundación de la revista Hora de España, junto con poetas como Alberti o Gil Albert y su participación en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas, realizado en Valencia.
En 1938 dictó varias conferencias en Inglaterra, donde estableció su residencia. En Gran Bretaña, Cernuda vivió de su trabajo como profesor en diferentes universidades como Surrey, Glasgow y Cambridge.
Como catedrático profundizó en la lectura de los clásicos ingleses y descubrió la obra de autores que influyeron poderosamente en su obra, como es el caso de T.S. Elliot.
Gracias a su amiga Concepción de Albornoz, consiguió una plaza de profesor en la universidad estadounidense de Mount Holyoke, en la que permaneció hasta 1952, año en que se trasladó a la Ciudad de México, donde murió el 5 de noviembre de 1963.
La función del poeta en la obra de Luis Cernuda entronca perfectamente con la tradición romántica, según la cual el artista aparece como un ser solitario dotado de un don sobrenatural que le permite ver y expresar lo que otros no pueden.
Su homosexualidad choca frontalmente con los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en la que vive.
Como consecuencia del sentimiento de la diferencia, la actitud del poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad que vive y el deseo de vivir y amar.
De su amplia producción poética destacan "A un poeta muerto", "El viento y el alma", "Donde habite el olvido", "El andaluz", "Qué ruido tan triste", "Estoy cansado", "los fantasmas del deseo", "Peregrino" y "Quisiera estar solo".
Luis Mateo Bernardo José Cernuda Bidón, por su nombre completo, nació el 21 de septiembre de 1902, en el seno de una familia dominada por su padre, quien era militar, por lo que su educación se desarrolló en un ambiente de rígidos principios.
De acuerdo con sus biógrafos, desde pequeño Cernuda sufrió el choque entre los valores familiares muy estrictos y su propia personalidad tímida y retraída.
Marcado por la soledad, descubrió la literatura a través de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos como "Perfil del aire", como en el libro "Donde habite el olvido", título que surgió de un verso de Bécquer.
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla, donde conoció a Pedro Salinas, quien fue su profesor y guía en la literatura de autores franceses como Charles Baudalaire, Arthur Rimbaud, Sthephane Mallarmé y Paul Verlaine.
En aquella época, Cernuda descubrió también al autor francés André Gide, quien también influyó poderosamente en su trabajo, y en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo.
Se trasladó a Madrid en los años 20, donde entró en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamó Generación del 27. En 1928 ocupó una plaza como lector de Español en la Universidad de Toulouse.
Comenzó a redactar los poemas de su libro "Un río, un amor", inspirado directamente en la música de jazz y blues, el poema "Quisiera estar sólo en el sur" alude directamente a ella.
Al proclamarse la República, Cernuda la recibió con gran ilusión y siempre se mostró dispuesto a colaborar con lo necesario para luchar por una España más tolerante, liberal y culta. Tal fue el caso de su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organizó el gobierno de la II República desde 1934.
Esos años fueron de compromiso y acción política, Cernuda se afilió al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colaboró en revistas de marcado carácter izquierdista como El Heraldo u Octubre, revista fundada por Rafael Alberti.
En los primeros años de la década de los 30, Cernuda descubre la obra de poetas románticos alemanes como Novalis, Heine y H”lderlin, además de que dio inicio a su faceta como traductor.
Durante la Guerra Civil Española (1936-39) participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo, como la fundación de la revista Hora de España, junto con poetas como Alberti o Gil Albert y su participación en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas, realizado en Valencia.
En 1938 dictó varias conferencias en Inglaterra, donde estableció su residencia. En Gran Bretaña, Cernuda vivió de su trabajo como profesor en diferentes universidades como Surrey, Glasgow y Cambridge.
Como catedrático profundizó en la lectura de los clásicos ingleses y descubrió la obra de autores que influyeron poderosamente en su obra, como es el caso de T.S. Elliot.
Gracias a su amiga Concepción de Albornoz, consiguió una plaza de profesor en la universidad estadounidense de Mount Holyoke, en la que permaneció hasta 1952, año en que se trasladó a la Ciudad de México, donde murió el 5 de noviembre de 1963.
La función del poeta en la obra de Luis Cernuda entronca perfectamente con la tradición romántica, según la cual el artista aparece como un ser solitario dotado de un don sobrenatural que le permite ver y expresar lo que otros no pueden.
Su homosexualidad choca frontalmente con los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en la que vive.
Como consecuencia del sentimiento de la diferencia, la actitud del poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad que vive y el deseo de vivir y amar.
De su amplia producción poética destacan "A un poeta muerto", "El viento y el alma", "Donde habite el olvido", "El andaluz", "Qué ruido tan triste", "Estoy cansado", "los fantasmas del deseo", "Peregrino" y "Quisiera estar solo".
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