viernes, 26 de diciembre de 2008

A los pies de Imelda

Foto de http://www.portigal.com/wp/wp-content/uploads/2006/11/storymarcosshoes.jpg


Dicen que Imelda Visitación Romuáldez estaba en sandalias cuando conoció a Ferdinand Marcos en 1954. Ella tenía 25 años y acababa de deslumbrar a todos como Miss Manila. Bastaron un par de miradas y once días de noviazgo para que el matrimonio fuera el siguiente paso en su histórica relación. Ese primero de mayo, cuando dio el sí en el altar, vestía un traje de novia de Ramón Valera cuyo adorno principal era una lluvia de perlas, preludio de su ostentación.
“Buscaban esqueletos y sólo encontraron mis zapatos”, argumentaría luego en su defensa, cuando alguien se atrevió a ahondar sobre la realidad de esa Filipinas que vivió bajo su bota. Zapatos, más de mil dicen los conservadores, fueron los cadáveres que Imelda de Marcos dejó en los armarios de la residencia presidencial antes de huir a Hawai con su marido con la premura que imprimían las rebeliones que despertaban tras 21 años en el Gobierno.
Sobre la gestión gubernamental de Ferdinad Marcos, entre 1965 y 1986 cuando fue derrocado, pesan cerca de 10 mil millones de dólares en corrupción, según las autoridades de Manila. Una porción de ese botín se invirtió en joyas, accesorios y zapatos de la colección personal de su esposa. En ese mismo período Filipinas vivió un focalizado florecimiento mientras más de 40% de la población estaba sumida en la pobreza más extrema.
Algunos defensores de Filipinas en la lucha por lograr una condonación de su deuda externa, buena parte de cuya raíz se encuentra en la gestión de los Marcos, han gritado al mundo que ese país todavía paga los zapatos de Imelda.
Ella no duda en recordar cual par lucía cuando compartió con Fidel Castro por las calles de La Habana, o que otro la acompañó al estrecharle la mano al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Uno para cada ocasión importante. Uno para sentarse junto a Pinochet en el funeral de Franco y otro para asistir a un estreno de la ópera en Sydney. Para posar junto a Gadaffi, para encontrarse con los reyes de España, para recibir a Juan Pablo II en Manila.
Sus viajes por el mundo no sólo la ponían en contacto con diversas personalidades y proyectaban el Gobierno que compartía con Ferdinand, sino que además le permitían tener acceso a tiendas donde los grandes de la moda vendían sus creaciones. Se afirma que en más de una ocasión logró que las más sofisticadas firmas de París, Nueva York y Milán abrieran sus puertas solamente para ella.
En la casa presidencial, donde las correrías amorosas de la pareja Marcos conforman otro volumen de su historia común, se fueron almacenando las prendas que distinguirían el estrafalario modo de vida de Imelda.
El repertorio incluye creaciones de Chanel, Bruno Magli, Charles Jourdan, Ferragamo, Christian Dior, Givenchy y Baly. Hay zapatillas idénticas pero en colores diferentes, unas con trabas, otras de brocado, botas de cuero, sandalias diversas. Se cuentan cinco pares negros exactamente iguales adornados con brillantes. Y es que además de los centenares de zapatos se acumularon cerca de 11 millones de dólares en joyas, 200 vestidos de gala, carteras y decenas de cajas de perfumes sin estrenar.

Ocho y medio
Una vez los esposos Marcos estaban en el exilio, la democracia reinstaurada en Filipinas quiso utilizar las prendas de Imelda como una bandera de rechazo hacia su estilo de Gobierno, como una condena a la corrupción de su administración. En 1986 se expuso una parte de su colección en el Museo de Malacañang y se mostró a todos la opulencia de su ex primera dama.
Unos 220 pares de zapatos talla ocho y medio quedaron a la vista del público. Pero el ejemplo no sirvió para combatir el problema, ya que la corrupción se extendió a los renovados estratos políticos del archipiélago convirtiéndose, junto a la pobreza, en uno de los males más arraigados de Filipinas. Contradictoriamente, la muestra fue una ventana para que lugareños y curiosos se acercaran al corazón de Imelda.
Para muchos la visión del museo era un acercamiento a un tipo de calzado nunca utilizado. Las filas de visitantes no cesaban para escudriñar en el buen gusto de Imelda, en una eventual prolongación de su fetiche. Más de la mitad de la población filipina suele utilizar zapatillas tipo sandalias que son, además, el rubro que concentra 42% de la producción local de zapatos. La mayoría de las mujeres filipinas usa un zapato para toda ocasión, con los dedos al aire, con tiras y, por sobre todas las cosas, cómodo. Así que el desfile de diseños, texturas y colores, así como la gama de tacones y cortes utilizados por Imelda permitía a los visitantes de la muestra fantasear con el poder.
Esta situación fue advertida por la esposa del presidente Fidel Ramos y en 1992 se ordenó la suspensión de la exposición.

Finos y de aguja
En 1989 muere Ferdinand Marcos en el exilio y, como todo en la vida de Imelda, su cuerpo fue embalsamado y conservado, ataviado con sus galas y condecoraciones, en una caja refrigerada de cristal.
El deceso contribuyó a su causa y ella pudo regresar a Filipinas en 1991. Incluso intentó volver al poder accediendo a la contienda electoral en dos oportunidades sin éxito. Ella no logró los resultados que esperaba, pero dos de sus hijos sí, quienes mantienen una vida política activa en Filipinas.
Ha enfrentado cerca de un millar de demandas e, incluso, fue arrestada en 2001. Pero de todo esto ha salido bien parada, pues muchos de los cargos prescribieron, de otros ha sido absuelta y a través de las dilaciones legales no ha hecho frente a aquellos en los que se le halló responsable. Además, muchos afirman que pese al dinero que le fue retenido de varias cuentas externas, estimado en cerca de mil millones de dólares, así como a la confiscación de sus joyas, todavía maneja una inmensa fortuna secreta.
Pero la historia de sus zapatos la precede. Algunos estudios médicos la citan como un ejemplo claro del Trastorno de Compras Compulsivas. Por eso no es raro que muchos vean primero sus pies al saludarla y ella lo sabe. E Imelda, en consonancia con la astucia mostrada a lo largo de sus años en el poder, decidió aprovechar la oportunidad que la historia le dio.
En febrero de 2001 acudió a la inauguración de un museo, cuya muestra central eran sus zapatos. Unos 750 pares de sus más representativos calzados volvieron a la vista del público en un edificio que data de la colonia española. No se escogió por azar la locación de aquella muestra que terminó ubicada precisamente en el Distrito de Marikina, corazón de la manufactura de calzado de Filipinas. En Marikina hay unas 500 empresas dedicadas por entero al negocio del calzado con un mercado objetivo en la población de los estratos medio y alto. La mayor parte de la producción y de las compras de pieles y cueros se canaliza hacia esta zona productiva, donde una porción importante de los zapatos se sigue haciendo a mano.
En este escenario se abrió el que todos conocen como el museo de Imelda. La página web oficial que las autoridades de Marikina usan para promocionar el turismo en el lugar coloca a The Shoe Museum como uno de los principales sitios de interés en la zona.

A la medida
Tras la nueva exposición de sus calzados, Imelda no dudó en señalar que a lo largo de sus años de exilio y tras su regreso a su tierra había acumulado muchos más zapatos de los que dejó al escapar en 1986.
Sus amigos, dijo, así como empresarios, la han provisto de muchos pares adicionales. “La gente que supo que tuve que dejar todo aquello en mi armario cuando nos exiliamos a Hawai no ha dejado de enviarme zapatos y más zapatos. Ahora tengo más que en aquella época porque la gente creía que me había quedado sin ninguno. No querían una ex primera dama descalza”. Y lo lograron, porque para 2001 se estimaba que tenía en su haber cerca de ocho mil pares fruto de la generosidad de todos. “He perdido la cuenta de los pares de zapatos que tengo", es lo único que Imelda señala al respecto.

Por Carmen Rosa Gómez

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Montejo: el ausente siempre presente

Caracas, sábado 07 de junio, 2008
El poeta venezolano falleció el jueves a la medianoche en Carabobo
Ecuánime, humilde, amable, generoso, heredero de la gran tradición poética venezolana, firme en sus convicciones es lo que dicen sus colegas de Eugenio Montejo (Foto: Nicola Rocco/El Universal)

Eugenio Montejo es uno de esos seres que nos hace privilegiados, porque aunque se vaya nos deja sus palabras. Y gracias a Dios dejó muchas, porque el vacío que su muerte abre es inmenso.
Se fue a morir a Carabobo, de cuya alma máter central era egresado. Lo hizo de forma silenciosa y reservada, como todos afirman que era él. Una muerte que sorprende por la premura con que la enfermedad quiso llevárselo.
Había llenado su bibliografía de unos versos que tienen la cualidad de no lucirle ajenos a quien los lee. Cosas, a veces simples, son protagonistas en los textos de Montejo, que fueron escritos con un lenguaje íntimo, cargado de sensaciones y de belleza.
A su hijo le escribió el poema Nana para Emilio: Duerme, hijo mío, en mi carne, en mis ojos,/ como dormiste antes que yo naciera,/ como dormimos durante tanto tiempo/ dentro de nuestros padres.
Este poeta, ensayista y diplomático, algo que más allá de un cargo ejercido parecía una de sus características, era un gran preocupado por el acontecer.
Tras recibir el Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz, en 2005, hizo reflexiones como la siguiente: "El hecho de que nada sepamos del futuro, salvo que debemos crearlo entre todos, aumenta la responsabilidad del artista. Su adhesión ética ha de estar del lado de la civilizada tolerancia y de parte del desarme tanto por fuera como por dentro del hombre".
Preso por la labor creadora de Fernando Pessoa, Montejo también se desdobló en heterónimos. Esa despersonalización lo llevó a convertirse en Blas Coll, Sergio Sandoval, Tomás Linden y Eduardo Polo. Quizá lo habitaban muchos más y no es de extrañar que hayan quedado por los rincones de su casa, en reposo, textos de estos autores esperando por el ojo riguroso del propio Montejo para ver la luz.
El guionista Guillermo Arriaga le hizo un favor a la historia al poner en boca de Sean Penn, en una escena de la película 21 gramos, unos versos de Montejo. Esas breves líneas allí, casi tan leves como los mismos 21 gramos del alma que se va, proyectaron la obra de este venezolano a personas que normalmente no se acercan a la poesía y que, sin embargo, se vieron tocadas por aquellas: La Tierra giró para acercarnos/ giró sobre sí misma y en nosotros,/ hasta juntarnos por fin en este sueño.
Ahora, que tras un giro más de la Tierra su voz se ha silenciado, hay que reencontrarse con Montejo en palabras como las que nos dejó en Los ausentes: Viajan conmigo mis amigos muertos./ A donde llego, van por todas partes,/ apresurados me siguen, me preceden (... )/ Muertos de nunca habernos muerto,/ de estar en algún tiempo, en algún parque,/ juntos y apartes, conformes, inconformes,/ mudos, charlando, con voces, sin voces,/ en verdad ya ni vivos ni muertos (... )/contentos de estar en la Tierra y de no estar en ella,/ en eternas tertulias donde, se hable o no se hable,/ todo queda para después o para antes,/ para cuando no sabíamos que después era entonces/ ni que nuestras sombras de pronto levitaban/ visibles e invisibles en el aire.


Carmen Rosa Gómez
El Universal

domingo, 30 de noviembre de 2008

París, la gran metáfora (II)

Las Catacumbas (Foto Carmen Rosa Gómez)
    Caracas, domingo 30 de abril, 2006

Consejos para el viajero

  • Lo ideal es comprar un mapa de París y familiarizarse con él días antes del viaje, a fin de ubicar puntos de referencia y conocer la zona del hotel seleccionado. Por Internet se pueden hacer averiguaciones básicas para no llegar tan perdidos si es la primera vez que se visita París.
  • Hay oficinas de Turismo en los lugares más concurridos, comenzando por los aeropuertos. En ellas se pueden obtener mapas e información importante sobre los sitios de interés, programaciones de eventos e incluso sobre alojamientos para los más atrevidos que se arriesgan a viajar sin hacer reservaciones. El personal habla varios idiomas.
  • Es bueno hacerse de un traductor de pequeño tamaño si no se domina el francés. Aunque los menús de los restaurantes y los letreros básicos de señalización y guía suelen incluir la traducción al inglés, no está de más contar con un aliado para los casos extremos en los que el francés es la única opción.
  • Si no alquiló hotel con desayuno se puede optar por una “panadería”: quiche (que es una especie de tortilla) y capuchino salen en 5,50 euros. El jugo de naranja cuesta 4 euros el vasito. No se anote en los desayunos que ofrecen los cafés, porque sólo constan de dos trozos de pan con mantequilla fría, un croissant, mermelada y un café grande, y cuestan más de 7,5 euros.
  • Usar el Metro y el RER es lo mejor. Por ejemplo, con el RER se va desde el aeropuerto de Orly a la ciudad y viceversa por 9 euros por persona el viaje, mientras que con un taxi el mínimo por traslado cuesta unos 30 euros y ese monto está sujeto al nivel del tráfico y al volumen de maletas, pues cobran recargo por el equipaje.

Para no perderse

  • Mercado de las Pulgas De Saint Quens. Metro: Porte de Clignancourt (Línea 4) Porte de Saint Quens (Línea 13). Sábados, domingos y lunes 10:00 am a 6:00 pm.
  • Museo Picasso. Metro: Saint Paul (Línea 1) , Chemin-vert (8), Filles du calvaire (5). Miércoles a lunes 9:30 am hasta las 6:00 pm.
  • Espacio Salvador Dalí. Metro: Amveers (2), Abbesse (12) De 10:00 am a 6:00 pm.
  • Museo Rodin. Metro: Varenne (13). Martes a domingo 9:30 am a 5:45 pm.
  • Iglesia del Sagrado Corazón. Metro: Amveers (2) Abbesses (12).
  • Las Catacumbas. Metro: Denfert-Rochereau (4) Hay que tomar previsiones al programar una visita a estas estructuras subterráneas porque tienen horarios complejos. De martes a viernes 2:00 a 4:00 pm y sábados y domingos 9:00 a 11:00 am y 2:00 a 4:00 pm.
  • Cementerio de Pere Lachaise. Metro Père Lanchaise. (3) Philippe-Auguste (2) 8:30 am a 5:00 pm.
  • Cementerio de Montparnase. Metro: Edgar Quinet (6). Gaite (13); 9:00 am a 5:30 pm.
  • Louvre. Metro: Louvre Rivoli (1) o la (7); 9:00 am a 6:00 pm. Hay que tomar en consideración que los museos tienen un día de mantenimiento, por lo que permanecen cerrados, en este caso el cierre programado se hace los martes.
  • Torre Eiffel. Metro: Bar-Hakeim (6) En horario de 9:30 am a 11:00 pm.

viernes, 28 de noviembre de 2008

París, la gran metáfora (I)












Una vista desde Sagrado Corazón (Foto: Carmen Rosa Gómez)

Caracas, domingo 30 de abril, 2006

A la hora de visitar la llamada ciudad luz no hay que conformarse con las opciones que ofrecen las guías tradicionales. Se puede obtener algo más que una foto al pie de la Torre Eiffel con tan sólo dejarse llevar por sus calles cargadas de muestras de trascendentalidad, eso sí, de la mano de un buen mapa. Más allá de museos y monumentos la capital tiene mucho que ofrecer a quien quiera conocerla


Es imposible recorrer esa ciudad sin perderse en alegorías o sin cruzar los pasajes del tiempo que se abren en cualquier esquina y, al menos para quienes aman al propio Julio Cortázar, recrear su Rayuela es casi una necesidad al avanzar por los territorios de La Maga y Oliveira.

“París es una enorme metáfora” plasmó el escritor y no se equivocaba. Pero cada quien puede conocer París a su manera. Están las opciones tradicionales, las que ofrecen las guías de distribución masiva o los tours para grupos, en los que se amontona una sucesión casi interminable de museos y monumentos, y de los que quedan una decena de fotos tomadas en la distancia y a la carrera.Pero el turista más arriesgado puede pensar en París como la metáfora que es y dejarse llevar por sus calles para descubrir y descubrirse a sí mismo en sus recorridos, con lo que de seguro regresará a casa con mucho más que una foto al pie de la Torre Eiffel.

Es sólo cuestión de planificación y de tener ganas de hacerlo, porque París se ofrece sin dificultades a quien la quiera conocer de la mano de un buen mapa.Así, además de ir al Arco del Triunfo y acabar con su cuello buscando el nombre de Francisco de Miranda, único venezolano cuyo apellido está allí inscrito; o de dejar los pulmones en las escalinatas del Sagrado Corazón para ver París con la perspectiva que brinda la elevación geográfica de esa zona; también podría programar pequeños itinerarios que le mostrarán otras cosas de la no mal llamada ciudad luz.


Entrada triunfal
Si existe la oportunidad de estar en París en fin de semana y se tiene interés por las antigüedades, realmente vale la pena acercarse al llamado Mercado de las pulgas de Saint Quens. Basta con destinarle un par de horas de recorrido para descubrir objetos de colección de alto valor, pasando por piezas de orfebrería refinada, hasta una serie de trastos viejos insólitos y curiosos, no sólo por sus formas y su data sino por lo precios que los anticuarios de la zona se empeñan en pedir. De allí, sin duda, se sale con alguna pieza memorable.

En los alrededores existen múltiples ventas de ropa nueva y usada en mercados de calle. Los precios de la zona, en lo que a calzados nuevos respecta, son asombrosamente bajos en comparación con Venezuela.


Sala tras sala
A la hora de recorrer los museos hay que pensar en el tiempo que se quiere destinar a esta misión. Si se sabe que se tiene capacidad física para visitar un museo tras otro, vale la pena comprar el llamado abono Inter-Musèes en lugar de boletos individuales lo que, entre otros beneficios, evita hacer la cola de entrada, que en temporada alta implica más de una hora.

No obstante, el turista planificado puede permitirse grandes lujos. Por ejemplo, el primer domingo de cada mes las entradas de los museos son gratis. Otra gran oportunidad, con distinto fin, es llegar al Louvre en la mañana de un martes, día cuando el museo cierra por mantenimiento, y disfrutar de sus exteriores sin las docenas de visitantes habituales. Eso sí garantiza una buena foto en solitario con la pirámide de cristal de fondo.Si se piensa en los grandes museos (Louvre, D´Orsay) es fundamental hacerse de un mapa –gratis– en la entrada y planificar el recorrido para sacar el mayor provecho posible. Si se opta por los pequeños hay que poner en primera fila al Museo Rodin, que es toda una experiencia sensorial por las obras expuestas y por sus jardines; el Espacio Salvador Dalí que, aunque caro y con una panorámica muy concisa de su obra, crea un ambiente daliniano imperdible para los amantes del artista español; y el Museo Nacional de Moyen Age/Hotel Cluny, que no solamente se disfruta por sus famosos tejidos sino por sus exteriores capaces de trasladar a cualquiera a épocas pasadas.

Tras visitar el Centro George Pompidou no deje de entrar a su tienda ni pierda la ocasión de recorrer los alrededores, las fuentes y locales cercanos en los que se hallan objetos curiosos.


Honor a los grandes
Cada lugar que se mire de París tiene restos de historia y no es trabajo descubrirlos. No es raro que al voltear con descuido hacia una casa cualquiera se pueda encontrar una placa alusiva a que algún gran personaje habitó ese lugar. Una pequeña búsqueda por Internet puede guiar al turista interesado hacia locaciones que le dieron cobijo a Van Gogh o Balzac, por ejemplo.

La ciudad es un eterno tributo a la grandeza de la Humanidad y eso se siente con la magnitud de los monumentos que se dejan caer por todo el casco central. Pero París, como otras grandes ciudades, nos da otra aproximación a esa trascendencia al mantener abiertas al público las puertas de los cementerios donde permanecen los restos de quienes de alguna forma nos cambiaron la vida.

En la entrada hay mapas –gratis– que guían hacia las tumbas de los personajes de más resonancia (y hay cientos). Para los que quieren ofrecerle sus respetos a Oscar Wilde, Gertrude Stein, Honoré de Balzac, Frédéric Chopin o Jim Morrison, pueden acudir al Cementerio de Pere Lachaise. Quienes deseen colocar un tributo en la tumba de César Vallejo, Samuel Beckett, Charles Baudelaire o Julio Cortázar, sólo deben ir hasta el Cementerio de Montparnasse.

Dedicarle alrededor de tres horas a cada cementerio da la oportunidad de sentir la importancia de cada una de esas personas. Ahí se encuentran cartas escritas en cualquier idioma, tiquet de Metro con dedicatorias arrancadas del corazón, piedras, flores, besos, carnets de identificación –lo que sea– porque quienes llegan al lugar no se marchan sin dejar alguna manifestación de su más profunda gratitud hacia estos grandes de la historia. Vale la pena.


Antes de irse
Aunque hay miles de cosas por hacer en París, no siempre el tiempo del viaje alcanza para todo. Pero, se debe tratar de programar una visita al subsuelo parisiense, y no hablamos de usar el Metro. Las catacumbas de París son una experiencia no apta para muchas personas, ya que se entra en contacto directamente con millones de osamentas expuestas al público (hay otras tantas en zonas restringidas). Son restos humanos que fueron removidos cerca de 1786 de los cementerios donde se encontraban, porque de una u otra manera el avance de la ciudad así lo determinaba, y que luego fueron preservados en las redes subterráneas agrupados según el lugar de origen, con inscripciones alegóricas a estas zonas. Es bastante escalofriante, pero digno de ser vivido.

Para despedirse de París no hay nada mejor que caminar a la orilla del Sena preferiblemente desde Notre-Dame, porque la vista es maravillosa. Además de revisar los puestos de los libreros y vendedores de casi cualquier cosa, se comparte con mimos y con artistas callejeros de toda índole.

Con suerte podrá ver a alguna Maga en el Pont des Arts a la espera de Oliveira. Una opción para el turista que desea hacer algo más antes de recoger su maleta es reconstruir los pasos de esa pareja sin más brújula que su inspiración. Tal vez una parada en el Café de Cluny para tomarse algo, una caminata por la Rue de La Parcheminerie en el Barrio Latino antes de dar una vuelta de regreso para atravesar el arco que va al Quai de Conti y avanzar una cuadra más hacia un pequeño parque con bancos en forma de libros abiertos, donde más de uno ha dejado escrita su propia historia de amor.

Por Carmen Rosa Gomez

El Universal

lunes, 24 de noviembre de 2008

"Desde hace tiempo no he conocido a un gran poeta"

(Foto Oswer Díaz Mireles)

Caracas, jueves 06 de octubre, 2005

LETRAS / Para Jaime Jaramillo Escobar la mejor revolución es cultural

El autor colombiano, parte fundamental del nadaísmo y tallerista desde hace 22 años, reflexiona en Caracas que ningún gobernante puede acabar con un poema trascendente como con un ferrocarril


Jaime Jaramillo Escobar es de los que creen que un buen poema puede hacer más por un país que la construcción de una gran obra de infraestructura. Ese criterio marca su quehacer literario que es, en sí mismo, un compromiso con su patria, Colombia.
A lo largo de su vida (nació en 1932) dice haber visto muchas revoluciones. Hay quienes creen que él formó parte de una, al ser integrante del nadaísmo desde sus inicios.
Ahora llega nuevamente a Caracas de la mano de la Casa de la Poesía Pérez Bonalde, después de ocho años de ausencia, para participar en la XII Semana Internacional de la Poesía que se celebra en homenaje a Alfredo Silva Estrada, y para formalizar en este mercado editorial lo que en 1993 era la insinuación de su Método fácil y rápido para ser poeta, texto que sigue ampliando para editar próximamente una segunda entrega.
Pasó cerca de 15 años dedicado por entero al mundo publicitario y esa experiencia no fue en vano. A la pregunta de si es posible un método fácil y rápido para ser poeta responde, de una, que los títulos de los libros generalmente son publicitarios. "No puedo empezar un libro como ese diciendo que ser poeta es muy difícil, porque entonces no iba a llamar la atención".
-He estado coordinando un taller de poesía en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín durante 22 años y en ese tiempo ha pasado por allí mucha gente. A la mayoría de los que han pasado no les sirve el taller, porque esas cosas no son para todos, son para los que quieren y pueden.
-¿Es más importante para un país un buen poema que un ferrocarril?
-Sí, yo sí creo. En Colombia tenemos el ejemplo de los ferrocarriles que no duraron cincuenta años. Por ahí queda algún residuo, pero es nada. Sin embargo, el Nocturno de José Asunción Silva es lo que representa a Colombia en el mundo más que esos extintos ferrocarriles.
"El ferrocarril que iba por toda la orilla del río Magdalena, desde Bogotá hasta Santa Marta, no duró nada, porque eso lo construyó Gustavo Rojas Pinilla y cuando cambiaron de gobierno los otros gobiernos lo acabaron sin tomar en cuenta lo que eso representaba. En cambio ningún gobernante puede acabar con el Nocturno ni con algunos poemas, que son intangibles, como se acaba con un ferrocarril".
Acerca de la incidencia de la poesía en el desarrollo de los pueblos dice que "un país sin cultura, solamente con carreteras, supongamos, es como una persona sin corazón porque es el corazón el que te hace funcionar. Qué se gana con tantas cosas materiales si no se tiene una elaboración personal que te permita comprender y enriquecer tu vida con ideas, con conceptos, porque se puede ir de aquí a allí, como sea, en carro a pie, pero la mente te permite ir más lejos y no se ve".
-En su poesía radiografía una realidad común latinoamericana y, más allá, usted llama a reaccionar ante ella. ¿Ha rendido algún fruto ese trabajo?
-Bueno, eso nunca lo sabe uno tan pronto, la labor de un escritor tiene un resultado lento. El que escribe espera que de pronto una cosita funcione y no tiene que ser directamente. Creo que el nadaísmo dejó algo para Colombia, no lo digo yo, se lee en la crítica que hasta ahora se ha hecho. Hay ese reconocimiento porque el nadaísmo ayudó a cambiar una mentalidad que había, en los años de fines del 50 del siglo pasado, conservadora, católica, retrógrada, medieval decíamos nosotros y sigo creyendo lo mismo. Eso sí se ha podido comprobar porque han pasado más de 40 años.
Argumenta que "la transformación de una sociedad es muy lenta. Si se trata de forzarla puede fracasar porque el hombre es reacio al cambio brusco, siempre los cambios deben tomarse su tiempo. El Sha de Irán trató de hacer unos cambios bruscos y pereció. Por eso la mejor revolución que se hace es a través de la cultura, del pensamiento".
-Por eso la tecnología y la ciencia son las que hacen la verdadera revolución, más que la política y la economía. Las revoluciones actuales son de la ciencia y la tecnología. Yo he visto en mi vida varias revoluciones. Mientras que políticamente no se ha querido hacer ninguna revolución se han hecho ya muchas revoluciones por la ciencia y la tecnología. Ellas han hecho la revolución del vestido, de las comunicaciones, de la alimentación. Esas sí son revoluciones. Cuando llegaron los computadores e Internet fue una revolución en el mundo, hecha sin una gota de sangre y en minutos. Se hizo de un día para otro. Internet llega a un lugar y al otro día ya todo el mundo es técnico en Internet. Esas son las verdaderas revoluciones, las que transforman a las personas y la vida práctica de la gente.
-¿La poesía podrá sobrevivir a esas revoluciones?
-No considero que se pueda hablar de la poesía en general. Hay unos cuantos poetas importantes cuya obra ha ayudado a transformar cosas en el mundo, pero esos son pocos. En la actualidad hay muchísimos poetas, cientos de poetas por todas partes que venimos a los festivales de la poesía pero esa no es la gran poesía, en verdad la poesía es muy escasa da mucha brega encontrar buenos poemas o un verso siquiera, a veces en todo un año no encuentro nada nuevo que valga la pena de llevar al grupo del taller. Uno viene a los festivales de poesía o por atrevido o por inconsciente o porque la invitación de Santos (López, director de la Casa de la Poesía) es muy comprometedora por amistad. Los poetas existieron hace mucho tiempo y desde hace bastante yo no he conocido a ningún gran poeta.
Señala que "los poetas malos se necesitan y los mediocres y todos, porque esa es la base para la gran poesía que es muy escasa. Entonces lo que hay que hacer es leer a los grandes. Lo otro tiene una utilidad diaria, práctica, bastante perecedera. El poemita de hoy ya mañana no significa nada. La poesía es la gran poesía de todos los tiempos".
-Insisto ¿tiene futuro "la poesía" con revoluciones como la de Internet?
-Claro que tiene futuro, lo que pasa es que se transforma. Hoy en día nadie escribe poesía medida y rimada, esos es de los siglos pasados. Ahora por lo general los poetas la presentan en renglones cortos, prosa fragmentada, mal partida, para que tenga el aspecto de poema pero si lo ves es una prosa fragmentada simplemente. La poesía nunca ha estado en el verso, el verso no hace falta en la definición de la poesía. Y está previsto que la poesía no desaparecerá por lo menos en dos siglos más, porque al contrario la gente tiene más tiempo para dedicarle a cosas, entre ellas la poesía.
Afirma que Internet está llena de poesía. Es una maravilla "que cualquier poetica pueda poner sus poemas en Internet, a alguien le gustarán".
-La poesía tiene hoy más medios de comunicación, puede llegar a más gente a través de Internet. Y eso anima a más gente a escribir porque puede poner sus poemas en una página web aunque sea para él y sus amigos, no importa. Uno escribe la poesía para los amigos. La poesía uno no la escribe pensando que va a ser para todo el mundo. Una vez Alvaro Mutis me dijo que estaba muy contento porque sabía que tenía cuatro o cinco lectores. Hoy en día tiene millones. Si el poema llega a una persona se justifica.


Señas básicas

  • Obras clave. Entre las publicaciones de Jaime Jaramillo Escobar destacan Los poemas de la ofensa (1968), Sombrero de ahogado (1984), Poemas de Tierra Caliente (1985), Método fácil y rápido para ser poeta (1995). Hizo la traducción del poeta Geraldino Brasil llamada Cien poemas de Geraldino Brasil (1982)
  • Reconocimientos. Ganó el Concurso de Poesía en Bogotá en 1967, el Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia en 1983 y el Premio Eduardo Cote Lamus en 1983.
  • Referencia. En el inicio del nadaísmo su obra fue difundida bajo el seudónimo X-504.
Por Carmen Rosa Gómez
El Universal

sábado, 22 de noviembre de 2008

Una semblanza de Julio Cortázar (II)

(Julio Cortázar en la tumba de Oscar Wilde)
Cortázar único (y II)


Bibliografía básica


  • NOVELA.Rayuela, Divertimento, Libro de Manuel, Los premios, 62 modelo para armar, El examen.
  • OTROS GENEROS. La vuelta al día en ochenta mundos, Los autonautas de la cosmopista, Ultimo round. Además de múltiples ensayos y estudios.
  • CUENTO. Bestiario, Final de juego, Todos los fuegos el fuego, Octaedro, Las armas secretas, Historias de cronopios y de famas, Alguien que anda por ahí, Un tal Lucas, Queremos tanto a Glenda, Deshoras.
  • POESIA. Presencia, Los reyes, Pameos y meopas, Salvo el crepúsculo.

Textos imperdibles

"Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo (...) mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".

De Rayuela, Capítulo 7


"Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha"

De Salvo el crepúsculo


"Y si el doctor Barnard transplanta un corazón preferiríamos mil veces que la felicidad de cada cual fuese el exacto, necesario reflejo de la vida hasta que el corazón insustituible dijera dulcemente basta".

De Salvo el crepúsculo


"La naranja se abre en gajos translúcidos (...) De uno de los gajos salen los Vigil, ahora estoy con ellos y los otros en la casa de Villa del Parque donde jugábamos a vivir".

De Divertimento


Por Carmen Rosa Gómez

El Universal

jueves, 20 de noviembre de 2008

Una semblanza de Julio Cortázar (I)



Caracas, domingo 22 de febrero, 2004

LITERATURA / Veinte años de relectura ante el silencio
Cortázar único

La efeméride de su muerte renueva la discusión sobre el escritor "más grande"


"Podía imaginarme el dolor de sus numerosos lectores de todo el mundo, aquellos que en sus textos habían descubierto no sólo a un gran escritor, sino a un amigo, a un semejante".
-CRISTINA PERI ROSSI

Es fácil imaginarlo allí, al pie del Pont des Arts, con un cigarrillo en la mano y el abrigo inmenso, casi tan inmenso como él, dejándose llevar por la brisa húmeda del invierno parisino, mientras las ideas se le vienen encima y las palabras le palpitan en las puntas de los dedos esperando ser escritas. Lo que es difícil en verdad es pensar que eso ya no es posible y que pese a las ganas inmensas de leer algo más parido por él, sólo nos queda la relectura para descubrirnos diferentes ante sus textos mientras corre el reloj, ese aparato que alguien nos regaló en algún cumpleaños.
Sólo basta tomar Rayuela en las manos para sentir la descarga de energía única de Julio Cortázar, para confirmar que uno habita en los mundos de su creación y que la vida es posible dentro de su propia imposibilidad sólo por el hecho de que hasta el acontecer más ínfimo es determinante mientras que los hechos que para todos lucen solemnes pueden resultar los más intrascendentes. Entender esa simple complejidad de la existencia es quizá el mayor mérito de este escritor argentino que se permitió morir para consagrarse en la inmortalidad antes de que la política, el quehacer diario y el transcurrir del tiempo erosionaran su genio.
Su obra y su vida van del lado de allá allado de acá en un inquietante movimiento, pues nació en Bruselas (1914) debido al azar diplomático de la carrera de su padre, pero era argentino de raíz y en su país escribió sus primeros textos y entró al mundo de la docencia, para luego mudarse a Francia y dejarse correr por Europa para saltar de tanto en tanto a América, adentrarse en Cuba y Nicaragua en algunas escapadas, hasta volver a París, donde muere en febrero de 1984.


La Maga para armar
La efemérides de los veinte años de su muerte ha servido para que los más importantes escritores que siguen vivos se reúnan para compartir acerca de lo que fue como persona, para comprender el valor de su obra y para interpretarle a las generaciones de hoy el sentido de la literatura de Julio Cortázar.
Gabriel García Márquez recordó para la ocasión que conoció a Cortázar "en un café de París con nombre inglés, donde escribía en su cuaderno, a 300 metros de donde también lo hacía Jean Paul Sartre". El Gabo afirmó a DPA que se trataba del "ser humano más impresionante que he tenido el gusto de conocer un invierno triste de 1956".
La obra de Cortázar es amplia en todos los aspectos temáticos y géneros tratados. Pero Rayuela es sin lugar a dudas la vara por la cual la historia mide su estatura como escritor, confrontándolo con la dura fragilidad de la Maga, la impertinente inconsistencia de Oliveira y la profunda fugacidad de Rocamadour, personajes que todavía hoy, como su autor, no dejan de crecer. Carlos Fuentes se permitió afirmar que "Rayuela es una novela erasmiana primero (Erasmo de Rotterdam), y luego cervantina (Miguel de Cervantes)". Por esa cualidad afirma que es una lectura infinita y que "tendríamos que leer sólo Rayuela y no hacer nada más".
García Márquez, en clara alusión a la leyenda de que el cuerpo de Julio no paraba de alargarse, la semana pasada puso otra vez en el tapete esa insólita costumbre que él tenía de seguir creciendo "para convertirse en el hombre más alto que yo conocí", lo que da pie a muchos para creer que Cortázar es el escritor latinoamericano más grande de los últimos tiempos.

Rocamadour tomado
La escritora Cristina Peri Rossi en su biografía sobre Julio Cortázar, que más que una obra rigurosa acerca de los acontecimientos en la vida del "Cronopio mayor" es casi el diario de una amistad entre dos creadores, nos cuenta el sufrimiento que el mundo sintió el 12 de febrero de 1984, cuando se supo de su muerte.
Era, según sus palabras, una triste y lluviosa mañana de febrero. "Podía imaginarme el dolor de sus numerosos lectores de todo el mundo, aquellos que en sus textos habían descubierto no sólo a un gran escritor, sino a un amigo, a un semejante".
"Me atrevo a pensar que si los muertos se mueren, Cortázar debe estar muriéndose otra vez de vergüenza por la consternación mundial que causó su muerte", dijo el Gabo a Efe.
Cortázar, según Peri Rossi averiguó luego, murió de una enfermedad que le provocó la pérdida de sus defensas inmunológicas y permitió la presencia de infecciones oportunistas. Dos años antes del deceso había recibido una transfusión debido a una hemorragia estomacal. Tiempo después de su muerte "el ministro de Sanidad de Francia dimitió por el escándalo de la sangre contaminada de sida", se atrevió a escribir ella.
Un motivo cualquiera bastó para que Julio, al fin, se liberara del reloj opresor en su muñeca. Legó sus textos para que siguieran en expansión permanente y bastan unas líneas suyas para confirmarlo: "Me estoy atando los zapatos, contento, silbando, y de pronto la infelicidad". La cita, para variar, es de Rayuela.

Por Carmen Rosa Gómez
El Universal