martes, 19 de mayo de 2009

Umberto Eco en defensa del papel


Tomado de El País
Umberto Eco acaba de publicar un libro en Italia con el significativo título de No esperéis libraros de los libros y este martes, en Madrid, defendió la pervivencia del papel frente a los soportes digitales. Pero el reputado semiólogo y popular novelista no apoya el invento de Gutenberg por razones nostálgicas, sino por variados argumentos que desgrana en el citado libro que ha surgido como fruto de un debate con el cineasta francés Jean Claude Carriere. "Desde luego", comentó Eco en una multitudinaria conferencia de prensa, "si tuviera que dejar un mensaje de futuro para la Humanidad, lo haría en un libro en papel y no en un disquete electrónico. Esta mañana he visitado la Biblioteca Nacional y he visto libros que tienen 500 años de antigüedad y si considero los manuscritos he visto algunos ejemplares escritos hace 1.000 años. Ahora bien, no sabemos cuánto puede durar un disquete de ordenador. Los llamados discos flexibles han muerto antes de agotar su capacidad de almacenamiento de datos. En cualquier caso, hemos escrito un libro de 350 páginas para argumentar la larga vida que aguarda al libro en papel".

A juicio de Umberto Eco (Alessandria, Piamonte, 1932), que recibió la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, "los nuevos medios de expresión que han surgido a lo largo de la historia, no han matado, no han eliminado a los anteriores". Así pues ni el cine terminó con el teatro ni la televisión obligó a desaparecer a la radio. "Es cierto", señaló el autor de El nombre de la rosa y de otro medio centenar de títulos, tanto de narrativa como de ensayo, "que desconocemos todavía la dimensión del fenómeno de Internet. Ahora bien, en un libro o en una obra de teatro sabemos quién es el autor o la tendencia ideológica, mientras que Internet se presta a una especia de mermelada comunicativa en la que todos hablan igual como sucedió con las emisoras de radio hace unos años". No se mostró tan seguro el filósofo italiano, catedrático de Semiótica durante décadas en la Universidad de Bolonia, sobre el futuro de los periódicos en papel.

"El libro electrónico", afirmó, "no sustituirá a los libros en papel, pero es probable que los soportes digitales releven a los diarios. Está claro que los periódicos ya sufrieron una crisis con la irrupción masiva de las televisiones. A partir de ese momento los informativos de televisión ofrecen las noticias en forma de telegrama, mientras el diario del día siguiente proporciona los temas con la extensión de una carta. Una de las alternativas que se abren para los diarios pasa profundizar en las noticias y generar un debate sobre ellas. Hegel dijo que la lectura de los diarios por la mañana eran el rezo matutino del hombre moderno, pero no sé si mi nieto querrá rezar de esa manera".

Sin su característica barba y apoyado en un bastón, Eco no ha perdido, a pesar de sus 77 años, ni un ápice de vigor intelectual ni de simpática ironía. Rodeado por una auténtica nube de fotógrafos, como si se tratara de una estrella de cine, visiblemente contento por recibir un premio en España, el escritor no ahorró críticas para sus compatriotas ni para el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Vino a decir que los italianos tienen los políticos que se merecen cuando repasó la historia reciente de un país que apoyó al fascismo durante dos décadas, que mantuvo a gobiernos de la Democracia Cristiana durante medio siglo y que, en la actualidad, ha encumbrado como primer ministro a "un cuentachistes que se muestra como un caudillo".

Al contestar a una pregunta sobre el libro que le regalaría a Berlusconi, este doctor honoris causa por más de 30 universidades de todo el mundo declaró: "No le regalaría ninguno porque él mismo ha dicho que hace 20 años que no lee, aunque a la vista de las últimas noticias, le regalaría Lolita, de Nabokov". No esquivó ninguna cuestión sobre política y, fiel a su fama de intelectual polémico y con voz propia, llegó a definir el terrorismo como "la explosión de violencia con fines políticos cuando no hay guerras". "Entre 1939 y 1945 no hubo terrorismo, pero murieron 55 millones de personas en una guerra", apostilló.

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