Tomado de La Jornada
Lo importante de Papeles inesperados, que este viernes la editorial Alfaguara presentó en la Feria del Libro de esta capital, es que en sus 486 páginas “hay textos sobre todos los temas y épocas, y cada lector podrá encontrar al Julio Cortázar que busca,” dijo Carles Álvarez Garriga, filólogo y crítico, que escribió el prólogo y a quien Aurora Bernárdez convocó para ordenar y seleccionar los textos guardados por el escritor.
Narrativa, historia, política, poesía, todo aquello que Cortázar no había descartado –como sí lo hizo con una novela de 500 páginas, Las nubes del arquero, que decidió destruir–, está contenido en este libro donde se rescata celosamente la mirada del autor sobre estos papeles que enriquecen su obra.
Frente a cualquier tipo de polémica Álvarez Garriga recuerda que Cortázar estaba trabajando, escribiendo y en plena actividad cuando murió en febrero de1984, es decir, que evidentemente nunca decidió destruir estos papeles, incluyendo su correspondencia.
Hubo muchas señales en la forma en que guardaba esos papeles sin ordenar, que sin duda tenían valor y seguían vivos para el escritor.
Preparan dos tomos
Con una obra tan importante publicada, es posible que nada nuevo o “revolucionario” haya en Papeles inesperados, aunque de hecho hay textos inéditos, que sin duda revivificarán a otros, pero también detalles desconocidos de su imagen y de la relación entre el hombre y su obra.
“Rayuela la escribí para mí”, escribió Cortázar en uno de los papeles encontrados.
Con una obra tan importante publicada, es posible que nada nuevo o “revolucionario” haya en Papeles inesperados, aunque de hecho hay textos inéditos, que sin duda revivificarán a otros, pero también detalles desconocidos de su imagen y de la relación entre el hombre y su obra.
“Rayuela la escribí para mí”, escribió Cortázar en uno de los papeles encontrados.
Los textos complementan en muchos aspectos la obra y muestran la coherencia entre el escritor, el hombre, el político, el amigo.
Es posible que para los amantes de los cronopios sí haya un texto preferido en este libro, como “Manuscrito hallado junto a una mano”, que según Álvarez Garriga es un cuento con el humor fascinante y sorprendente de Cortázar.
Otro aspecto de lo que se planteó como posible polémica era el tiempo transcurrido desde la muerte de Cortázar y el hallazgo de los textos a finales de 2006, en la casa que compartió con Bernárdez, cuando estaban casados.
En realidad, Bernárdez sabía de la existencia de esa cantidad de papeles, pero como estaba permanentemente ocupada y cuidando la publicación de libros que estaban ya escritos como El divertimento o Imagen de John Keats, entre otros, no había podido clasificarlos.
También la decisión surge cuando le solicitan algunos manuscritos de Cortázar para un museo en Barcelona, y convoca a Álvarez Garriga, lo que sucedió en aquella Navidad de 2006, cuando sacaron de los cajones todos los papeles. Demandó tiempo de trabajo y dedicación ordenarlos y seleccionarlos.
Si uno advierte la cantidad de temas que están contenidos en 486 páginas, entre las que incluso figuran autoentrevistas como la dedicada a Cuba, el Che Guevara, además de las más de 800 que existen de correspondencia, que se seleccionan para otros dos tomos, entonces se puede valorar el trabajo de Bernárdez y Álvarez Garriga.
En el prólogo, Carles Álvarez señala que la decisión de publicar los textos fue de Bernárdez, “quien por disposición testamentaria tiene el permiso para disponer de toda la obra de Cortázar”.
Conocer textos de 1948, y desde allí seguir al escritor hasta sus últimas obras, es una maravillosa propuesta, manifestó un crítico.
Amante de la belleza en la edición
Alrededor de la aparición de Papeles inesperados, Mariángeles Fernández, reconocida investigadora de la obra cortazariana, habló desde España con La Jornada.
Alrededor de la aparición de Papeles inesperados, Mariángeles Fernández, reconocida investigadora de la obra cortazariana, habló desde España con La Jornada.
Considera “falsa” cualquier polémica sobre el hallazgo y la publicación de esos papeles. “No fue una sorpresa para Aurora. Ella no había podido clasificarlos. Como todos saben, ella fue tanto musa para Cortázar, como lectora y crítica extraordinaria. Él no mandaba nada a edición antes de que ella lo leyera. Tenía un respeto enorme por Aurora y existía una complicidad intelectual entre ellos desde que se conocieron en 1948 y aunque se casaron y separaron nunca dejaron de ser amigos”.
También defiende la publicación de un bellísimo volumen de tres de los cronopios inéditos, que están contenidos en tres carpetas que van dentro de una maravillosa caja roja, escritos a mano por un excelente calígrafo argentino que vive en España, José María Passalacqua, con ilustraciones de Judith Lange, pintora polaco-italiana que vive en Roma.
Son cien ejemplares que presentó Bernárdez en Madrid junto con sus editores Raúl Manríquez y Claudio Pérez, del Centro Editor.
Estos jóvenes argentinos crearon el Centro de Artes Modernas en Madrid y se han dedicado a la obra de Cortázar.
Con ellos trabajó Mariángeles Fernández, quien recordó que “Cortázar era un amante de la belleza en sus libros, de los detalles de edición”. Amaba las ediciones pequeñas. “Él mismo hizo fotos para la portada de Rayuela”.
En coincidencia con Álvarez Garriga, la investigadora dice: “lo que él quiso destruir, lo destruyó en vida; y guardaba cartas, porque escribía con copias, con papel carbón. De alguna manera es hermoso ver lo que yo llamo la arqueología literaria del autor”.
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