miércoles, 9 de septiembre de 2009

Algunos poemas de René Char



Acerca de René Char el propio Albert Camus escribió en 1958: “Es imposible hacer justicia en pocas páginas a un poeta como René Char”. Lo consideraba “poeta de la rebelión y de la libertad”, que jamás ha aceptado la complacencia ni confundido la rebelión con el capricho.
Cada verso de René Char, poeta francés que nació en 1907, “ha jalonado un camino de esperanza”, según las palabras con las que Camus lo describió.
A continuación algunos poemas de René Char:


Hambre roja

Estabas loca.
¡Qué lejos queda!

Moriste, con un dedo delante de los labios,
En noble movimiento,
Para atajar la efusión;
En el sol frío de un reparto verde.

Estabas tan hermosa que nadie se dio cuenta de tu muerte.

Más tarde, era de noche, te pusiste en camino conmigo.

Desnudez sin desconfianza.
Pechos podridos por tu corazón.

A sus anchas en este mundo circunstancial,
Un hombre, que te había estrechado entre sus brazos,

Se sentó a la mesa.

Estate bien, no existes.

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Yvonne
La sed hospitalaria

¿Quién la oyó nunca quejarse?

Nadie más que ella hubiera podido beber las cuarenta fatigas sin morir,
Esperar, muy adelantada, a quienes venían después;

Desde el alba hasta el crepúsculo era su esfuerzo viril.

Quien ha excavado el pozo y sube el agua yacente
arriesga el corazón en la separación de sus manos.

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El desnudo perdido

Llevarán ramos aquellos cuyo aguante pueda desgastar la noche nudosa que precede y sigue al relámpago. Su palabra recibe existencia del fruto intermitente que la propaga dilacerándose. Son los hijos incestuosos de la cortadura y del signo, que alzaron hasta los brocales el círculo florido de la tinajade la adhesión. La furia de los vientos los mantiene aún desvestidos. Contra ellos vuela una pelusa de noche negra.

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Ni eterno ni temporal

¡El trigo verde en una tierra que todavía no ha sudado, que no hahecho más que tiritar! A distancia feliz de los soles precipitadosde los fines de la vida. Rasante bajo la larga noche. Saciado de agua encima de su luminoso color. Como guardia y viático dos puñalesde cabecera: la alondra, el pájaro que se posa, el cuervo, el espíritu que se graba.

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