Tomado de Telecinco
Más títulos, ediciones más reducidas y más lectores en un contexto de adaptación a las nuevas tecnologías resumen el panorama del libro en América Latina, una región donde la crisis todavía no ha golpeado con contundencia al mercado editorial.
"Nunca la humanidad había leído tanto como lee ahora", señaló hoy a Efe Luis Fernando Sarmiento, secretario técnico del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal (CERLALC), un organismo de la Unesco con sede en Bogotá y fundado en 1971.
Efe habló con la directora del CERLALC, Isadora de Norden, y con Sarmiento con motivo de una nueva edición del Día Internacional del Libro, que se celebra mañana 23 de abril.
Según estadísticas que maneja el CERLALC, en el 2008 se registraron 104.997 títulos en América Latina y 79.020 en España.
En Latinoamérica, el líder indiscutible es Brasil, con 44.136 títulos en 2008, seguido de Argentina, con 19.830, y de Colombia, con 12.558.
México, tradicionalmente una potencia en el negocio editorial, figura en las tablas con solo 6.438 títulos, una cifra que, según de Norden, no se compadece con la realidad, debido a un problema de subrregistro, y a la que habría que sumarle unos 11.000.
Lo cierto es que en todos los países latinoamericanos crece la producción de libros, sobre todo de literatura, ciencias sociales, derecho y educación, según los directivos del CERLALC.
Los lectores también crecen, aunque no necesariamente en la misma proporción.
El lector tipo latinoamericano es una mujer joven, con alto nivel de escolaridad y elevados ingresos, que vive una ciudad grande, de acuerdo con los distintos estudios sobre el tema.
Personas con esas características son una minoría en la región, donde aún hay un 9 por ciento de personas que no saben leer ni escribir, millones de personas con analfabetismo funcional y otras muchas sin acceso a libros.
En países como Guatemala, Bolivia y Ecuador, la práctica inexistencia de libros en las lenguas originarias que coexisten con el español dificulta el acceso a la lectura de grandes cantidades de personas, señala De Norden.
También son obstáculos importantes la falta de una red de bibliotecas públicas en algunos países y la falta de inversiones por parte del Estado en material de lectura para los escolares.
No hay estudios regionales sobre índices de lectura o comportamiento del lector y los que existen de ámbito nacional están hechos con metodologías distintas, lo que hace difícil sacar conclusiones generales sin caer en cierto grado de especulación.
El CERLALC promueve, por ello, la búsqueda de un consenso para unificar las metodologías.
Según esos estudios nacionales, un 72% de la población argentina declara leer libros, así como un 60% de la mexicana, un 57% de la uruguaya y un 55,5% de la española.
En cuanto al número de libros leídos al año, Sarmiento destaca el caso de Brasil, que pasó de 1,8 por persona en el año 2000 a 3,7 en el 2007, un salto impresionante que se debe fundamentalmente a la inversión del Estado en dotar a las escuelas públicas de libros y no solo de texto.
La franja de edad en la que se lee más en América Latina es de los 9 a los 25 años, y especialmente de los 14 a los 25. La curva declina a los 35, más a los 40 y así sucesivamente.
El papel del Estado es fundamental para incrementar el número de lectores. "La lectura no se da de manera espontánea", comenta Sarmiento.
En América Latina hay casi tantos esquemas de actuación del Estado en este ámbito como países. Hay quienes priman las bibliotecas públicas, como Colombia, y otros la dotación de material de lectura a las escuelas públicas, como Brasil y Chile, una opción que, para Sarmiento, es la más idónea y la que da mejores resultados.
Al respecto, el secretario técnico del CERLALC recuerda que Chile es el único país latinoamericano que está entre los primeros cien del mundo por la calidad de la educación, según los dos sistemas de medición más prestigiosos: PIRS y PISA.
En Argentina a quienes reciben una vivienda de interés social se les entrega una pequeña biblioteca, en Venezuela se editan un millón de ejemplares de "El Quijote" o "Los Miserables" para repartirlos gratuitamente y en España se hace una extensión de las bibliotecas al transporte público y se prestan libros con solo entregar el documento de identidad, que queda como garantía para la devolución.
Lo que está claro es que leer no le hace mal a nadie, que cuanto antes se estimule a la lectura a una persona mejor para su formación y que en el siglo XXI es inadmisible que haya gente que no tenga la capacidad de leer.
Es un derecho humano, subraya de Norden.
Los esfuerzos del CERLALC están orientados hacia la protección de la creación intelectual, el fomento de la producción y circulación del libro, la promoción de la lectura, la escritura y las bibliotecas.
Efe habló con la directora del CERLALC, Isadora de Norden, y con Sarmiento con motivo de una nueva edición del Día Internacional del Libro, que se celebra mañana 23 de abril.
Según estadísticas que maneja el CERLALC, en el 2008 se registraron 104.997 títulos en América Latina y 79.020 en España.
En Latinoamérica, el líder indiscutible es Brasil, con 44.136 títulos en 2008, seguido de Argentina, con 19.830, y de Colombia, con 12.558.
México, tradicionalmente una potencia en el negocio editorial, figura en las tablas con solo 6.438 títulos, una cifra que, según de Norden, no se compadece con la realidad, debido a un problema de subrregistro, y a la que habría que sumarle unos 11.000.
Lo cierto es que en todos los países latinoamericanos crece la producción de libros, sobre todo de literatura, ciencias sociales, derecho y educación, según los directivos del CERLALC.
Los lectores también crecen, aunque no necesariamente en la misma proporción.
El lector tipo latinoamericano es una mujer joven, con alto nivel de escolaridad y elevados ingresos, que vive una ciudad grande, de acuerdo con los distintos estudios sobre el tema.
Personas con esas características son una minoría en la región, donde aún hay un 9 por ciento de personas que no saben leer ni escribir, millones de personas con analfabetismo funcional y otras muchas sin acceso a libros.
En países como Guatemala, Bolivia y Ecuador, la práctica inexistencia de libros en las lenguas originarias que coexisten con el español dificulta el acceso a la lectura de grandes cantidades de personas, señala De Norden.
También son obstáculos importantes la falta de una red de bibliotecas públicas en algunos países y la falta de inversiones por parte del Estado en material de lectura para los escolares.
No hay estudios regionales sobre índices de lectura o comportamiento del lector y los que existen de ámbito nacional están hechos con metodologías distintas, lo que hace difícil sacar conclusiones generales sin caer en cierto grado de especulación.
El CERLALC promueve, por ello, la búsqueda de un consenso para unificar las metodologías.
Según esos estudios nacionales, un 72% de la población argentina declara leer libros, así como un 60% de la mexicana, un 57% de la uruguaya y un 55,5% de la española.
En cuanto al número de libros leídos al año, Sarmiento destaca el caso de Brasil, que pasó de 1,8 por persona en el año 2000 a 3,7 en el 2007, un salto impresionante que se debe fundamentalmente a la inversión del Estado en dotar a las escuelas públicas de libros y no solo de texto.
La franja de edad en la que se lee más en América Latina es de los 9 a los 25 años, y especialmente de los 14 a los 25. La curva declina a los 35, más a los 40 y así sucesivamente.
El papel del Estado es fundamental para incrementar el número de lectores. "La lectura no se da de manera espontánea", comenta Sarmiento.
En América Latina hay casi tantos esquemas de actuación del Estado en este ámbito como países. Hay quienes priman las bibliotecas públicas, como Colombia, y otros la dotación de material de lectura a las escuelas públicas, como Brasil y Chile, una opción que, para Sarmiento, es la más idónea y la que da mejores resultados.
Al respecto, el secretario técnico del CERLALC recuerda que Chile es el único país latinoamericano que está entre los primeros cien del mundo por la calidad de la educación, según los dos sistemas de medición más prestigiosos: PIRS y PISA.
En Argentina a quienes reciben una vivienda de interés social se les entrega una pequeña biblioteca, en Venezuela se editan un millón de ejemplares de "El Quijote" o "Los Miserables" para repartirlos gratuitamente y en España se hace una extensión de las bibliotecas al transporte público y se prestan libros con solo entregar el documento de identidad, que queda como garantía para la devolución.
Lo que está claro es que leer no le hace mal a nadie, que cuanto antes se estimule a la lectura a una persona mejor para su formación y que en el siglo XXI es inadmisible que haya gente que no tenga la capacidad de leer.
Es un derecho humano, subraya de Norden.
Los esfuerzos del CERLALC están orientados hacia la protección de la creación intelectual, el fomento de la producción y circulación del libro, la promoción de la lectura, la escritura y las bibliotecas.
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