jueves, 2 de abril de 2009

Para Alvaro Mutis estar vivo no es fácil


"Un hombre necesita toda la verdad que sea capaz guardar"
Tomado de Público.es
El hartazgo llega como la marea. Le gusta la imagen al maestro Álvaro Mutis. Dice que ya se lo ha oído decir varias veces a Gabo, eso de que ya no escribirá ni una línea más, y ha escrito varios libros después que incluso él mismo lo pensó otras tantas pero que siempre queda algo pendiente. Siempre la palabra y la poesía, porque "mientras quede un hombre en la tierra la poesía resistirá y existirá, porque es la manera que tiene el hombre de pasar su ser a una dimensión mucho más generosa y rica".

Llega el agua. "Ay, estaba helada qué bien". Traga y contiene su vehemencia como puede. "Lo que está viviendo hoy el mundo es horrible. Pasamos por una época en donde la vida de cada ser humano está amenazada, no vale nada", hace una pausa, "una violencia siniestra no sólo en Colombia y México, también en Europa". Toda una advertencia. Reconoce que nunca creyó en el sistema capitalista, que siempre se ha considerado gibelino, monárquico y legitimista, que vive en contradicción absoluta con el mundo, pero que no importa, porque nunca ha discutido sobre política, porque nunca ha votado.

Y la poesía qué tiene que decir de todo esto, ¿cómo debe reaccionar ante tanto desastre? "Sencillamente dando testimonio". Asume la frustración de ver que la literatura ha perdido la capacidad de reacción frente al mundo de la comunicación: "Ya no hay libro que influya sobre la humanidad, los que influyen son los medios electrónicos". Apenas hay esperanza y "no me aterra". Pero no todo es tristeza en Álvaro Mutis (Bogotá, 1923). De hecho, todo es alegría, memoria y vitalidad.

La tortura por escrito
Para el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y Reina Sofía de Poesía de 1997 y Premio Cervantes de 2001, la intranquilidad es estar vivo y sólo desde ese estado se arrima a una página en blanco para escribir. Para empezar a errar, porque para Mutis la escritura en estos momentos es un proceso tormentoso, en el que leer su obra es una fuente de dolor. "Agg, es una tortura. Releo y me digo esto no era, agrego cosas, cambio otras, vuelvo a leer, las cosas que cambié no me gustan hasta que me digo mira esto es lo que tú sabes y puedes, ya déjalo, que se arregle el lector como pueda", comenta aclarando que la escritura para Álvaro Mutis es el "testimonio de lo más entrañable que uno lleva dentro".

Imaginamos que sigue escribiendo poemas en sus momentos de tranquilidad y nos equivocamos. "No, de tranquilidad no, de intranquilidad. Cuando estoy tranquilo no escribo, gozo de mi tranquilidad". El autor de Los elementos del desastre (poemario de 1953, en el que dio vida a uno de los grandes personajes de la literatura en castellano, Maqroll el Gaviero) dice para aclarar eso de la intranquilidad, que es estar vivo. "Estar vivo no es tan fácil".

Pasará las próximas semanas en España, primero inaugurando hoy en el Real Jardín Botánico de Madrid Mutis al natural. Ciencia y arte en el nuevo reino de Granada, una exposición sobre los descubrimientos botánicos de su antepasado José Celestino Mutis, que recorre los logros culturales y científicos alcanzados por él en el siglo XVIII. Más tarde, en el festival Cosmpoética en Córdoba. En ambas plazas leerá una selección de sus poemas. "José Celestino llegó a un continente desconocido y clasificó todo su mundo botánico, es la continuación de la obra de Colón", quizás menos sangrienta.

La verdad y los cínicos
Volvemos a ponernos serios. La verdad: nunca tuvo tanto descrédito como en este momento. "Claro, mire las verdades que nos han impuesto los que se sintieron dueños de ellas. No quiero citar nombres por no crear polémicas. Pero nos han vendido la verdad más sospechosa del mundo", es la segunda vez que hace referencia a la intervención en Irak. "Sólo los políticos piensan que arreglarán el mundo. Pobrecitos", pobrecito el mundo se escucha una vocecilla.

Ya, pero ¿cuánta verdad somos capaces de soportar? "Un hombre necesita toda la verdad que sea capaz guardar", dice. Y eso a pesar de los políticos. "La base de la política es el cinismo, allá ellos. Nunca me he metido con ellos ni me interesan", el cinismo debe ser halago.

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