domingo, 21 de junio de 2009

106 años de permanencia de Margarite Yourcenar


En junio se cumplieron 106 años del nacimiento de una de las más grandes escritoras en lengua francesa de la segunda mitad del siglo XX: Marguerite Yourcenar.

Marguerite Cleenewerk de Crayencour, quien se convirtió en 1919 en Marguerite Yourcenar nació en Bruselas, Bélgica, el 8 de junio de 1903 y muere el 17 de diciembre de 1987 en Mount Desert Island, Estados Unidos.

Huérfana de madre desde los diez días de nacida. Su padre, una vez superado el rechazo inicial, le da una educación integral. Era un aristócrata francés que puso a Marguerite en manos de nanas e institutrices. A los ocho años de edad la futura escritora ya leía a Aristófanes y a Racine. Su padre le enseño latín a los 10 años y griego clásico a los 12.

Escritora polifacética
Yourcenar fue poeta, cuentista, novelista, ensayista, traductora de Yukio Mishima, de Virginia Woolf, de Henry James, entre otros. Además de poder leer a los clásicos grecolatinos en su lengua original.

Además escribió tres volúmenes de memorias, bajo el título de El laberinto del mundo. En el tercer volumen publicado póstumamente con el título de ¿Qué es la eternidad?, llega apenas a la pubertad.

Sin embargo las dos obras por las que se consagró son novelas: Memorias de Adriano y Opus nigrum.

Memorias de Adriano
En esta novela recrea la vida del Emperador romano Adriano, quien fomentó el arte, las ciencias, las letras. Mejoró la condición de los esclavos. Y se preocupó también por el medio ambiente, lo cual lo convierte en un pionero de la ecología.

En mi opinión hay muchas coincidencias entre la manera de ser, de pensar y de sentir entre el Emperador Adriano y Marguerite Yourcenar. Y se vale de esta autobiografía imaginaria para transmitirnos su visión del mundo.

Opus nigrum
En esta novela cuenta la historia de Zenón, médico, filósofo y alquimista italiano del siglo XVI, perseguido, obligado a no manifestar sus ideas, sus inclinaciones, sus reflexiones. Yourcenar define así su novela:

“En dos palabras Opus nigrum es la historia de un hombre inteligente y perseguido. Sucedió en 1569 y podría haber pasado ayer o mañana.

En la misma cárcel
Yourcenar y su padre viajaron por Europa en varias ocasiones. Ella adquirió el amor por conocer otros países, otras costumbres, otras maneras de concebir el mundo. En los últimos años de su vida viajó a Japón, seguramente para entender a Yukio Mishima.

Creo que en su eterno peregrinar comprendió que con diferentes lenguas, colores de piel y religiones, todos somos uno y lo mismo.
Una de las frases más conocidas de nuestra escritora es: “¿Quién será lo bastante insensato para morir sin haber dado al menos una vuelta a su cárcel?”

Sólo se está bien en otra parte
Nadie mejor que ella para demostrar la verdad de esta frase. Nació en Bélgica, creció en Francia. En 1939, al estallar la segunda guerra mundial decide quedarse a vivir en E.E. U.U. Sin embargo, ella continúa viajando por gran parte del mundo para cumplir cabalmente con eso de que “Sólo se está bien en otra parte”.

Reconocimientos
Recibe el premio Femina Vacaresco por su novela Memorias de Adriano. En 1970 es nombrada académica de la lengua en su natal Bélgica. En 1980 es la primera mujer en pertenecer a la Academia Francesa.

En 1983 recibió el premio Erasmo de Rotterdam en Amsterdam. El 29 de septiembre de 1985 fue inaugurado el Musée Marguerite Yourcenar por Maurice Schumann, miembro de La Academia Francesa.

Después de su muerte, su casa ubicada en Mount Desert Island, Estados Unidos fue convertida también en Museo Marguerite Yourcenar.

Particularismos no
Yourcenar fue coherente con ella misma. Era partidaria de la libertad en todos los planos. Defendió y practicó la libertad sexual, pues se permitió amar a hombres y mujeres. Cuando alguien le preguntó qué opinaba del feminismo, contestó:

--“Estoy contra particularismos de país, de religión, de especie. No cuente conmigo para hacer particularismos de sexo. Creo que una mujer inteligente vale tanto como un hombre inteligente. Es una simple verdad”.

Ella conoció el cristianismo, el protestantismo, el ateísmo, el paganismo, el budismo, y al final tomó lo mejor de cada religión.

¿Pesimista o realista?
En sus últimos años su lucidez la hizo percibir un mundo que tenía pocas esperanzas de salir bien librado. Cuestionada sobre nuestro futuro contestó:

“El hombre cada vez más numeroso, con pocas posibilidades de educación, de reflexión, de cultivo del espíritu, arrojado a una aventura de sobrevivencia, lucha, con el endurecimiento de su ser, en un medio propicio a la degradación de los valores”.

Esa declaración hecha en la década de los años 80 del siglo pasado es actual. Y esa es una característica de la vigencia de su pensamiento.

Una escritora universal
Memorias de Adriano fue un hito no sólo en la literatura en lengua francesa, sino en todo el mundo. Tuvo una excelente recepción tanto por la crítica, como por las y los lectores. Se tradujo de inmediato a una gran cantidad de idiomas. Actualmente se considera como obra pionera en el género de novela histórica.

A 58 años de su publicación la obra sigue tan vigente como en un principio. La crítica señala que esa novela es como un diamante, con muchas facetas aún por descubrir.

Compartiendo con Heráclito y con Nuestra escritora la idea de que el universo es un eterno fluir, sigamos fluyendo y buscándole nuevas aristas que explotar no sólo a Memorias de Adriano, sino a toda la obra de Marguerite Yourcenar.


Con el título Nuestra Señora de las Letras, evocaron (en México) a la escritora Marguerite Yourcenar, a 106 años de su natalicio.

El acto se realizó en la Casa Universitaria del Libro, con la participación de Paola Velasco, José María Espinasa, Mauricio Carrera, José Antonio Lugo y Fernando Solana, de quien se leyó un texto.

Los escritores coincidieron en subrayar que en la obra de Yourcenar (1903-1987) se refleja su permanente búsqueda de la belleza estética, la conciencia, la felicidad y la sabiduría.

Marguerite Yourcenar, manifestó Velasco, “buscó constantemente el conocimiento. Estudiando las civilizaciones antiguas y la historia se acercó a una comprensión más amplia del mundo, y a través de ésta llegó a comprender mejor a los hombres y sus motivaciones; a percibir con claridad que el sufrimiento, igual que la muerte o la enfermedad, no hace distinciones y que en esta tríada, como en pocos aspectos de la vida, reconocemos el lazo que nos une, el abrevadero común de toda la especie humana”.

Lectura inagotable
La lectura de la obra de Yourcenar, expresó Espinasa, “siempre ofrece nuevos ángulos. Su lectura, si no es infinita, es algo muy cercano: inagotable”. Entre otras cuestiones, Espinasa hizo un análisis comparativo entre Jean Genet, Mishima, Broch y la obra de Yourcenar.

En su momento, Mauricio Carrera, tras hacer una semblanza de la autora, de su interés por el cristianismo, sus símbolos y rituales, por la ética protestante, por la herencia moral de la cultura grecolatina y por la forma en que se manifiesta lo religioso en Oriente, desde el islamismo hasta el budismo, enlistó algunos de los anhelos, odios y proyectos que se pueden encontrar en la vida y obra de Yourcenar, a partir de sus propias palabras.

Entre sus ideales, apuntó Carrrera, figuró “un mundo sin efusión de sangre humana o animal, en el cual todo crimen se consideraría odioso, conllevando sanciones prácticas y purificaciones morales. Un mundo en el cual la sexualidad, en todas sus formas, se consideraría sagrada, aunque no necesariamente situada en el más alto rango de lo sagrado. Un mundo sin idolatría, pero rico en respeto.

“Yourcenar odiaba la velocidad y la agitación inútil, la publicidad, es decir, la impostura, la rivalidad económica llevada al paroxismo, la fabricación de objetos inútiles y el sometimiento y embotamiento de las masas ocupadas en fabricar esos objetos.

“Tenía, como proyectos, la ausencia total del miedo físico e intelectual, aprender a ignorar el ruido, rectificar siempre si el mínimo error se ha dicho o escrito y recordar siempre que cierto coeficiente de error es humano. ¿La alegría? No. Prematura en un mundo miserable. ¿La felicidad? Tal vez. Pero entonces que la felicidad sea un estanque claro en el cual el dolor vaya a beber.”

Respuestas esenciales
José Antonio Lugo, traductor de La voz de las cosas al español, abundó sobre la búsqueda de la belleza, el placer sensual, la conciencia y la felicidad en Marguerite Yourcenar.

Solana, a manera de carta, en la que reconoce y admira la sensibilidad y el conocimiento de Yourcenar, destacó: “Creo fervientemente que en su obra están depositadas todas las reflexiones necesarias y ciertas respuestas esenciales ante el misterioso asunto de haber estado durante una vida aquí entre nosotros.”

Autora de Alexis o el tratado del inútil cobarde, Opus nigrum y La voz de las cosas, entre otros, y sin importar que la cifra sea redonda, se celebró y recordó a Marguerite Yourcenar, su cumpleaños número 106, los 57 de la aparición de Memorias de Adriano y 22 de su fallecimiento.

No hay comentarios: