...Falleció el poeta venezolano Francisco Pérez Perdomo. Acá uno de sus poemas
Agoreros, trizaban
los vencejos en aquel
atardecer inmóvil y en tropel,
como una tromba, entraban
las legiones de la noche.
Por un conjuro, el cielo
se suspendía y sólo a lo lejos
gravitaba el vacío
de los astros. Desde lo profundo,
el hombre miraba el firmamento
y anegaba sus ojos
en el sortilegio de aquellas aguas
eternas. El tiempo lo atormentaba.
Sonaba como un grito
entre sus sueños. Nada más
escuchaba. Estaba solo. El espacio
en torno de su cuerpo
daba vueltas y más vueltas
y lo aprisionaba entre sus barrotes
negros. Inexorable,
se le iba la vida. De pie
se derrumbaba sobre sí mismo.
Alguien le secreteaba palabras
al oído. Caía en un hondo letargo.
De pronto una puerta
indescifrable con un golpe brusco
ante él se cerraba. Atrapado,
quedaba al otro lado. El alma
como un soplo ya aleteaba
en la punta de sus dedos. Afuera,
al son de una música espectral
danzaban las sombras de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario