viernes, 22 de febrero de 2013

Carmen Rosa Gómez: "Escribo desde que recuerdo"


"El periodismo te permite practicar cosas que están en la ficción: disciplina, honestidad", destaca la escritora y periodista.



Tomado de El Universal

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Foto: Oswer Díaz Mireles
DANIEL FERMÍN 
Carmen Rosa Gómez (San Juan de los Morros, 1967) siempre quiso vivir de la escritura. Un día, cuando decidía qué estudiar en la universidad, una psicopedagoga le sugirió que la Comunicación Social podría garantizarle manutención a través de las palabras; Letras no. Desde entonces, comparte periodismo con la ficción. 

La escritora venezolana presentará mañana, a las 11:00 am en la Librería Lugar Común, una pequeña muestra de ese espacio dedicado a la literatura. Breviario del ocio, un libro de cuentos que recibió una mención en la Bienal de Narrativa José Rafael Pocaterra en 1994, será editado casi 20 años después de haber sido escrito: microrrelatos que muestran ese trajín que llaman vida a través de la tristeza y la ironía.

Hombres que se desaparecen ante la dinámica de la sociedad, una araña que pierde su almuerzo, un elefante que escribe un cuento, un personaje que planifica su propia muerte. Textos que mezclan distintas voces que hablan de la derrota. Gómez va -o iba- a la literatura para plasmar sus heridas. "Cuando escribí el libro todo estaba marcado por cosas terribles que me habían ocurrido. A los 19 años había muerto la mitad de mi familia y asumir personalmente la fragilidad de la vida es lo que marca el ritmo de lo que está ahí", contó la editora de la sección de Economía de El Universal.

Quien lea la síntesis biográfica que está en el libro publicado por Editorial Eclepsidra se preguntará cómo alguien especializado en el área económica termina en la literatura. El camino sucedió al revés. "Yo empecé primero en la literatura y después terminé en el periodismo económico. Yo quería trabajar en Cultura, pero las oportunidades laborales se abrieron en Economía. Empiezas a hacer carrera en esa fuente, a ganar experiencia. El conocimiento del área para mí es valiosa y profesionalmente es lo que me ha permitido crecer como periodista".

El trabajo periodístico también le sirve como una forma de ejercitar la escritura. "Más allá del hecho de escribir, el periodismo te permite practicar cosas que están en la ficción: rigor, disciplina, honestidad. El hecho de trabajar en un diario que te obliga a escribir con horas de cierre te da rigor. Podrías pasarte años escribiendo un texto si no te impusieras tiempo para concluir", agregó la autora de Precisiones (Monte Ávila Editores, 2007).

A la egresada de la Universidad Católica Andrés Bello le cuesta separarse de sus textos. Varios de los microrrelatos de Breviario del ocio sufrieron modificaciones en ese intervalo; otros más, fueron eliminados. "Parte del rigor de un escritor es la propia reescritura. La gente tiene que trabajar los cuentos, revisarlos, porque escribir es que cada palabra significa. Cuando escribes sueltas sensaciones, percepciones, pero después tienes que ponerte a calibrar esas palabras".

La espera del libro (el primero que la autora escribió, el segundo en publicarse) fue larga. En parte por esa revisión; en parte, por falta de un editor. "Breviario del ocio estuvo en reposo demasiado tiempo. Decidimos rescatarlo sobre todo porque el escritor necesita soltar los textos guardados. Hay que cerrar ciclos, son tramos de carretera que hay que pasar para llegar a alguna parte. De alguna manera era volver sobre relatos dormidos, uno tiende a regresar a ellos para cambiarlos, cuando en realidad esos textos corresponden a una radiografía de un momento del autor", indicó la escritora, que realizó el Taller de Narrativa del Celarg en los años 90.

La ficción estaba en los genes de Carmen Rosa Gómez, que considera la literatura como un oficio y no un ocio. "Escribo desde que recuerdo. Esa magia siempre estuvo en mí (...) El hecho de que he publicado poco no quiere decir que los libros no estén ya escritos. La escritura es un trabajo individual, privado, una actividad solitaria. Hay gente a la que se le da de manera natural compartir sus textos. A mí me cuesta. Este es un hijo que tenía ahí durante años. Vuelves sobre el texto, lo vuelves a trabajar tanto que se puede convertir en un vicio, porque uno va cambiando", concluyó Gómez. La pasión por la palabra le ha permitido ganarse la vida a través de la noticia mientras vive para escribir sus ficciones. 

dfermin@eluniversal.com



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