martes, 11 de mayo de 2010

Tres poemas de Lydda Franco


Para ti soy tal vez una huera mujer
con el cabello levemente despeinado
digna de un cuadro renacentista
o de un ardiente cumplido o de un piropo
(dicho como el azar/con rebuscada elegancia)
de sobra sabes que me avergüenzo
de ese otro ser que me esquilma
y me avasalla
de repetir hasta borrarme
el gesto heredado de pálidas
enhiestas
amas de casa remotísimas
pero ciertamente hay un rótulo en la sangre
una danza del vientre
una marca rotunda
ten en cuenta muchacho de las cavernas
que he ido ganando el derecho
a perder de igual a igual el paraíso
la paciencia
a compartir la cama
el santo y seña
el mundo
fifty fifty
o no hay trato
vete acostumbrando hombre voraz
mujer no es sólo receptáculo
flor que se arranca
y herida va a doblarse en el florero
al fondo de la repisa
entre santos y candelabros y trastos de cocina
una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes
lo siento caballero de la brillante armadura
aquella doncella rompió el molde
creció

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Quisiera esta noche mientras llueve

caminar descalza, desnuda, por las calles,

lavar el corazón, purificarme,

quisiera que mi instinto salvaje galopara,

que mis ansias de mujer cobraran alas,

que mis senos perfilados bajo el agua

y mi cuerpo moreno palpitante

anduvieran por el mundo, sin mordazas.
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El ancestro
se adueña del perfil
de la mujer agobiada
y displicente
que yace en umbelas
a medio dormir
indócil en el registro

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