viernes, 5 de junio de 2009

Tras la polémica del Premio Rómulo Gallegos


La tan comentada "polarización" política en Venezuela ha permeado a todas las áreas y prácticamente no hay aspecto de la vida de este país que logre escapar a este fenómeno. La confrontación, la incertidumbre y la desconfianza lograron alcanzar al Premio Internacional de Novela "Rómulo Gallegos", pese al prestigio mundial que se ha labrado durante años.
En la décimo sexta edición del premio fue reconocida la labor del colombiano William Ospina con su novela "El país de la canela", pero en Venezuela tal premiación no deja de despertar inquietud dada la tendencia izquierdista del escritor.
Es tal el nivel de desconfianza que un sector de la población no puede creer que el otro obre de la manera correcta y viceversa. Es tal el deterioro generalizado que las reseñas acerca de la entrega del premio muestran ese atisbo de duda acerca de las verdaderas razones por las cuales se reconoció a Ospina y no a otro autor.
Vale explicarle a cualquier lector desprevenido que mientras el jurado se encontraba en la fase de lectura de las novelas participantes, varios autores venezolanos manifestaron públicamente sus críticas al certamen y su deseo de retirarse. Lo curioso es que la mayoría mantuvo sus obras en el concurso.

Lo siguiente fue reseñado en abril de 2009 por el diario El Universal:

En las quince anteriores ediciones que lleva el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, ningún escritor se había querido retirar: por el contrario, saber que su obra estaba en la lista suponía un privilegio, y llegar a los finalistas podía considerarse un galardón.

La escritora Ana Teresa Torres manifestó ayer su deseo de no participar, pues su libro La fascinación de la víctima estaba allí no por su voluntad sino porque la editorial había enviado la novela; pues son las editoriales, y no los autores, las que envían las novelas al concurso.

Al respecto, la coordinadora de la XVI edición del premio, Nelly Prigorian, señala que si algún autor desea salir del certamen, sencillamente debe enviar una carta dirigida al premio, al jurado o al presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) manifestando su decisión. "De inmediato, nosotros nos dirigimos al jurado y le comunicamos que saquen esa novela de su consideración. Nosotros no estamos en posiciones políticas, además, las editoriales mandan los libros que consideran importantes. Sin embargo, la obra es del autor y es el autor el que recibe el premio y quien puede decidir estar o no en el premio", señaló Prigorian.

Pero el caso de Torres no es el único. La periodista Milagros Socorro, cuya novela El abrazo del tamarindo (Alfaguara) compite, subraya que no quisiera buscar publicidad: "Me quiero cuidar mucho de ello. Los problemas del país son muchos, no son las boberías de los autores. Tampoco le quiero crear un problema a la editorial, que es la que acostumbra a enviar las novelas. Pero es cierto, yo no quiero participar. Aquí no hay matices, no se puede participar en esa comparsa, ante un gobierno que persigue gente y quema libros. Hay que manifestar la indignación de la sociedad en todo", agrega.

A principios de año, cuando El pasajero de Truman (Mondadori) cobró un inusitado interés entre la lectoría, el escritor Francisco Suniaga había dicho que lo de participar en el Rómulo Gallegos sería en todo caso un asunto de su sello. Ciertamente, la novela no está en la lista, y Suniaga ya había indicado que ser juzgado por un jurado "monofocal" le daba la sensación de "estar parado de un solo lado, en una sola orilla. Yo me sentiría más confortable con un jurado más plural".

Otras voces dan su opinión con otros matices. En el caso de Fedosy Santaella, quien participa con Rocanegras (Ediciones B), no hay ninguna razón para no participar. "Me metió la editorial, pero no tengo queja. Para mí es indiferente. La vez pasada se premió a Elena Poniatowska, que es importante, y a pesar del tinte político del premio, allí no se han premiado a balurdos sino a gente de calidad".

Tampoco le quita el sueño el asunto al escritor y teatrero Javier Vidal, quien figura con Todos eran de izquierda (Alfaguara): "Yo no tengo intención de retirarme, porque sé que no voy a ganar nunca. Si me excluyen de las salas del Celarg, ¿cómo no me van a excluir de la discusión? Por eso, a mí el Rómulo Gallegos no me quita el sueño".

Las siguientes son algunas de las reseñas de prensa en Venezuela sobre la premiación.

Tomado del diario Últimas Noticias

William Ospina recibirá en Caracas el premio de 100 mil euros y medalla de oro el próximo 2 de agosto, fecha del nacimiento de Rómulo Gallegos.

El ganador se declaró admirador del presidente Hugo Chávez en una carta que le envió en enero relacionada con el conflicto colombiano de la guerrilla. También asistió recientemente al Encuentro de intelectuales frente a la crisis del capitalismo, que se realizó la ciudad de Caracas.

Tendencias. El veredicto del Rómulo Gallegos de este año fue dado a conocer alrededor de una gran polémica por las críticas que ha recibido el premio de favorecer a escritores de tendencia izquierdista. De hecho, los venezolanos Federico Vegas y Edilio Peña retiraron sus novelas. Sin embargo, el cubano Miguel Barnet y la mexicana Elena Poniatowska, jurados del premio, manifestaron su inclinación por la obra de Vegas, Miedo, pudor y deleite. "La había escogido por sus valores estéticos, por su profundidad en el tema", dijo Barnet. Mientras, la mexicana señaló vía telefónica -por encontrarse mal de salud- que "la leí de un tirón y cuando se retiró pensé: ¡Ay, qué tristeza!".

Otro de los jurados, el venezolano Humberto Mata aclaró que en la selección del ganador "no influyó para nada las preferencias políticas del poeta William Ospina. Estamos valorando la calidad literaria no la tendencia política de una autor. Si Borges hubiera participado es posible que hubiera ganado", indicó Mata.




Entrevista a William Ospina, ganador del XVI Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos
"Yo quiero vivir esta historia"

Tomado de El Universal
Estaba a punto de presentar la novela El país de la canela (Norma, 2008) en España cuando se enteró de la gran noticia. El, William Ospina, se acababa de alzar con la XVU edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, dotado con 100.000 euros o su equivalente en moneda nacional Nacido en Padua (Tolima, Colombia, 1954), el también poeta y ensayista, considerado como uno de los representantes de la generación posterior al boom latinoamericano, y simpatizante del Polo Democrático -el mayor partido de la izquierda colombiana- cuenta que ni siquiera había escuchado la polémica que ha rondado durante meses en torno al supuesto sesgo del jurado.

-¿Mencionó el premio en la presentación de la novela?

-Solamente esta tarde en Barcelona, cuando me enteré del premio unos minutos antes de iniciar la presentación.
-¿Desde hace cuánto tiempo venía trabajando el tema?

-La primera novela la escribí entre 1999 y 2005, comencé hace diez años la trilogía, y luego ésta entre 2005 y 2007.

-¿Cómo concibe la Historia?

-Estuve leyendo durante mucho tiempo a un gran poeta de nuestra tierra que es Juan de Castellanos, el primer gran poeta americano en lengua española, precisamente a través de una edición venezolana de los versos de Castellanos. Me interesó tanto todo lo que contaba sobre la Conquista de América y lo que ocurrió entonces, que cuando terminé de escribir mi libro Las auroras de sangre (1999) sobre Juan de Castellanos dije: "Bueno, yo quiero vivir esta historia, no quiero más reflexiones en ensayos, sino tratar de vivirlas en el lenguaje". Y me propuse contar la historia de los primeros viajes por el río Amazonas.

-¿Es una novela histórica?

-Es una novela que tiene que ver con la Historia, que trata de reconstruir los hechos que ocurrieron realmente. Yo sólo trato de contar lo que ocurrió porque me parece que es muy importante que sepamos en América Latina que esas historias ocurrieron y que no son invenciones de un novelista: todo eso que parece fantástico, que parece maravilloso, en realidad ocurrió. Por eso me propuse la trilogía.

-Castellanos es como el fundador del realismo mágico...

-Creo que sí. Además, él cuenta de forma tan minuciosa todo lo que fue la Conquista. Leyendo a Juan de Castellanos quedé deslumbrado y sentí que la literatura contemporánea podría emprender la reconstrucción de algunos de sus episodios.

-Y el poeta Castellanos figura entre los personajes..

-En algunos momentos, tanto en Ursúa (la primera de la trilogía) como en El país de la canela, porque fue amigo de Pedro de Ursúa, uno de los protagonistas.

-¿Tiene influencias de Alejo Carpentier?

-La verdad es que la literatura latinoamericana en los últimos 50 años estuvo siempre muy interesada en la naturaleza, la interrogación del mundo americano, el mestizaje. Ya en los tiempos de Rómulo Gallegos era un tema importante no sólo de la literatura sino de la interpretación de la sociedad y de la búsqueda de sus funciones para nuestros países.

El jurado alaba la obra del venezolano Federico Vegas
Que si el escritor Federico Vegas, autor de Miedo, pudor y deleite no se hubiera retirado del concurso, habría estado entre los más sonados, entre los finalistas y, quién sabe, habría sido el segundo venezolano en ganar el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos.

A esa conclusión se llega al escuchar al jurado de Cuba, Miguel Barnet: "Allá en La Habana me enteré que hubo dos novelas retiradas. Lo lamenté porque había escogido una de ellas por sus valores estéticos, por la profundidad en el tema, la proyección psicológica de una pareja, y lo lamenté porque era una de las finalistas para mí. El autor es Federico Vegas".

Igual apreciación tuvo Elena Poniatowska, quien telefónicamente desde México aseguró que le había pasado lo mismo con la novela de Vegas, "la leí de un tirón. Qué tristeza sentí cuando se retiró"; compartida con el presidente del jurado, el narrador venezolano Humberto Mata, para quien la obra de Vegas también figuraba entre sus favoritas.

Esta edición del Rómulo Gallegos estuvo signada por la polémica sobre un posible sesgo que favorecería a los escritores de izquierda, y porque se trata de un certamen auspiciado por el Estado venezolano, cuyo gobierno actual no goza de algunas simpatías. Por tal motivo, se habían pronunciado escritores venezolanos como Ana Teresa Torres, Milagros Socorro, Eduardo Liendo, y los que finalmente se retiraron del concurso, Edilio Peña y Federico Vegas.

La entrega del premio se realizará el próximo domingo 2 de agosto en la Casa de Rómulo Gallegos.

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