martes, 31 de marzo de 2009

El misterio de Milan Kundera

AGENCIA DPA
París. - Milan Kundera quiere que lo vean como a un escritor. El exitoso autor checo nacido en Brünn y residente en Francia prefiere que su vida privada pase desapercibida. Y tanto se esconde detrás de sus obras que hace más de 20 años que no concede entrevistas.

Incluso cuando hace unos meses se le acusó en la República Checa de traicionar a un opositor al régimen entregándolo a la policía estatal comunista de la entonces Checoslovaquia, se contentó con emitir un escueto desmentido. El prestigioso autor de "La insoportable levedad del ser", que el miércoles 1 de abril cumple 80 años, sigue siendo un misterio.

Kundera se asemeja a un fantasma. En los últimos años ha conseguido vivir casi de incógnito en París, algo que no resulta precisamente fácil. Y es que el escritor reside en el corazón de la ciudad, en el "SixiŠme Arrondissement", allí donde todavía hoy se dan cita los autores en los tradicionales cafés literarios. Pero Kundera desconfía de la opinión pública y, sobre todo, de la prensa. Un verdadero escritor huye de las portadas para no dañar su obra, reza el lema que sigue desde hace décadas.

El escritor, que adoptó la nacionalidad francesa en 1981, se considera a sí mismo un investigador de la existencia del mundo visible, un observador. Así, cuando en 1967 publicó su primera novela, "La broma", rompió literariamente con la fase estalinista de la antigua República Socialista de Checoslovaquia.

Con "La vida está en otra parte", un libro parcialmente autobiográfico que le valió el premio Médicis francés en 1974, se enfrentó al problema del genio y su pasado comunista. Como Kundera no obtuvo el permiso para viajar a Francia hasta un año después, no pudo recibir personalmente el reputado galardón literario.

La relación entre Kundera y Francia es muy especial. Mientras que en Checoslovaquia sus libros fueron prohibidos tras el violento final de la Primavera de Praga, en la que participó activamente, en Francia sus obras se convirtieron en bestsellers. "Para mi sorpresa, fui feliz ya en los primeros minutos de mi exilio", dijo el escritor, que en 1975 partió rumbo a París con su Renault 5 repleto de libros.

Pero cuando los críticos franceses comenzaron a valorar menos sus libros y calificaron su obra filosófica "La identidad" de novela seca para tiempos de escasez, esa relación se ensombreció. Como protesta, en el año 2000 publicó su novela sobre el amor y el exilio "La ignorancia" primero en español, italiano, inglés y alemán, antes de que en 2003 llegara a los mercados franceses.

También con su país natal, cuya nacionalidad le fue retirada en 1979 por sus críticas al régimen checoslovaco, el autor mantiene una relación difícil. Una y otra vez prohíbe nuevas ediciones y traducciones de su obra al checo, y su éxito "La insoportable levedad del ser" no se publicó en Praga hasta 2006, 22 años después de que llegara a las librerías de París.

Kundera sigue siendo un misterio y un hombre que se esconde tras sus libros. "Mi única arma es y seguirá siendo la novela", dijo una vez el autor, hijo de un musicólogo. Y añadió que tan peligroso es escribir novelas como depositar bombas.

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